Cubriendo a los niños y el trauma: Una Guía Para los Profesionales del Periodismo

A Spanish-language version of the Dart Center's guide to covering children in traumatic situations.

Un perro ataca a un niño de edad pre-escolar en un parque, hiriéndolo gravemente.

Un padre mata a golpes a su bebé.

Un tornado arrasa con una comunidad, atrapando a muchas familias dentro de sus casas.

Terroristas atacan el 11 de Septiembre (9/11), dejando miles de niños llorando la muerte de los padres que perdieron.

Cuando los niños son víctimas de la violencia, los periodistas tienen la responsabilidad de reportar la verdad con compasión y sensibilidad. Los niños no son mini-adultos; ellos merecen una especial consideración cuando son parte de las noticias.

Sin embargo, pocos periodistas tienen experiencia entrevistando niños para historias cotidianas, menos aún cuando ocurre una tragedia. ¿Qué normas básicas se aplican en estos casos? ¿Es correcto entrevistar a los niños concentrados a las afueras de su escuela después de que uno de sus compañeros a matado a tiros a unos de sus profesores? ¿O en el hospital después de un accidente automovilístico?

¿Se deberían nombrar a las víctimas de abuso infantil en una cobertura informativa? ¿A los menores que cometen un crimen? ¿Cómo se encuentra un balance entre el derecho que tienen los niños a la privacidad y el poder de contar historias poderosas y fascinantes?

El estar expuestos a la violencia afecta a los niños y a los adultos de formas diferentes. Sin embargo, los niños son igual de vulnerables al estrés postraumático y a otras secuelas emocionales de la violencia y la tragedia.

Los periodistas pueden escribir historias que ayuden a educar a los padres sobre cómo reconocer el trauma emocional en sus hijos. También pueden fomentar el bienestar [emocional] de una comunidad entrevistando a aquellas familias que se encuentran reconstruyendo sus vidas después de un desastre. Los editores pueden sopesar el impacto de las imágenes visuales gráficas en los lectores jóvenes cuando deciden qué publicar o transmitir.

¿Y sobre los periodistas mismos? Aún el periodista más experimentado puede verse profundamente afectado al cubrir una historia sobre un niño maltratado, o al tomar fotos de un incendio en una casa en la cual perecieron niños. El ser testigo de la violencia tiene un costo emocional que los periodistas frecuentemente no admiten o reconocen. Cuando la víctima es un niño, las secuelas generalmente son peores.

La cultura tradicional de la sala de redacción ha dictado que los periodistas se traguen sus sentimientos y que sigan adelante como si nada hubiese pasado. En el calor del momento, una cierta distancia es necesaria para llevar a cabo el trabajo. Sin embargo, con el pasar del tiempo, ignorar nuestra agitación interna puede llevar al entumecimiento emocional y el síndrome de burnout [también llamado síndrome de desgaste ocupacional]. Los periodistas, al igual que los policías y los bomberos, necesitan encontrar maneras saludables para lidiar con el sufrimiento que enfrentan a diario.

Lo último que cualquier periodista quiere hacer es empeorar el dolor de las jóvenes víctimas con una cobertura insensible. Estos consejos tienen la intención de producir una cobertura más considerada y sensible cuando el sufrimiento de los niños se vuelve noticia.


Entrevistando a los niños

No importa cuál sea el tema, las normas básicas son diferentes cuando se entrevista a los niños. La vulnerabilidad de los niños significa que tienen el derecho a una mayor privacidad, aún cuando esa mayor protección no es ofrecida por la ley. Los periodistas deben respetar ese derecho a pesar de las presiones competitivas de la cobertura de noticias. Prevenir que las víctimas infantiles sean re-traumatizadas debe prevaler sobre el obtener una buena cita.

Guía general de entrevista:

  • Obtenga el permiso de los padres o tutores antes de entrevistar o fotografiar al niño. Si eso no es posible, trate de ponerse en contacto con un adulto para obtener su permiso antes de utilizar el material. Las excepciones a esta regla, tal como noticias de última hora que involucran a un niño cuyos padres no pueden ser localizados o una entrevista con un adolescente mayor quien puede dar su consentimiento, deben ser discutidas con un editor.
  • El permiso o consentimiento informado implica explicar a los padres y al niño de qué se trata la historia y cómo será utilizada la entrevista (por ejemplo, noticia de primera plana, reportaje).
  • De ser posible, que esté presente uno de los padres o alguien que el niño conozca durante la entrevista. 
  • Encuentre un lugar tranquilo para la entrevista y haga lo que pueda para que el niño se sienta a gusto. Tómese el tiempo necesario para ganarse la confianza del niño platicando sobre sus aficiones o intereses. Con los niños pequeños, bájese a la altura de sus ojos, háblele a su juguete de peluche o juegue con el niño.
  • Dígales su nombre y explíqueles en un lenguaje que ellos puedan entender lo que hace un periodista. El equipo de filmación o un fotógrafo puede enseñarle al niño su equipo y mostrarle cómo funciona.
  • Sea muy claro sobre el hecho que usted está llevando a cabo un trabajo. Tenga cuidado de no actuar solamente como un amigo.
  • Explique por qué quiere hablar con ellos, cómo se utilizará la entrevista, y cuándo la mostrarán/publicarán (por ejemplo, un reporte diario que aparecerá el día siguiente versus una serie de investigación periodística que puede no aparecer por meses)
  • Recuérdenles que sus nombres o sus fotos serán publicadas o aparecerán en la televisión. Díganles que no todo lo que ellos digan saldrá en el reportaje.  

Déle al niño tanto control como sea posible durante la entrevista:

  • Enfatice que él o ella puede elegir no contestar una pregunta o que puede pedirle que no utilice información delicada o confidencial.
  • Mantenga visible su cuaderno para que los sujetos de la entrevista puedan ver que está escribiendo sus palabras.
  • Díganles que ellos son los expertos sobre su propia vida y que no hay respuestas correctas o incorrectas. Los niños tratarán de complacerlo y pueden decir lo que ellos creen que usted quiere oír en lugar de ser honestos.
  • Haga preguntas abiertas, tales como “¿Cuál fue la parte más difícil?” en lugar de preguntas que brindan su propia respuesta, tales como “¿Estabas asustado?”
  • Agradézcale al niño por ayudarle con la historia. Déjele saber que su contribución fue importante.

Entrevistando a los niños en la escena de un crimen o un desastre:

  • Evite entrevistar a los niños en la escena [del crimen o desastre]. Dese cuenta que muy probablemente están en shock y necesitan ser reconfortados y consolados, no interrogados. “Sin importar que apariencia presenten, los niños no están realmente bien luego de un mal incidente,” dijo Roger Simpson, Profesor de Dart de Periodismo y Trauma en la Universidad de Washington, en un articulo publicado en el Columbus Dispatch en Octubre del 2000.
  • Si usted decide hacer una entrevista, trate de hablar con el niño en un lugar seguro, lejos del caos del personal de emergencia y de las otras víctimas.
  • Identifíquese y trate de que esté presente alguien que el niño conoce.
  • Trate de no publicar fotografías de los niños sin su permiso o el de sus padres. Una foto de un niño herido es dramática y desgarradora, pero también puede ser hiriente y vergonzosa para la víctima.
  • Esté dispuesto a esperar a que los padres y el niño estén dispuestos a hablar, aunque esto tome semanas o meses después de la crisis. Lo más probable es que usted obtenga una mucho mejor entrevista.

Entrevistando a los niños sobre un trauma previo:

  • Averigüe lo más posible sobre el incidente antes de la entrevista a través de hablar con los padres, psicólogos, profesores y profesionales médicos. Obtenga documentos tales como reportes policiales y registros del juzgado que resuman los hechos.
  • Pregúntele a los padres y a otros si hay temas o detalles que son especialmente difíciles de hablar para el niño, y sea sensible a estos.
  • Permita que el niño y sus padres elijan un ambiente familiar para la entrevista. Jane Hansens, una periodista del Atlanta Journal-Constitution, recuerda cómo manejó la entrevista con un niño de 11 años que había sido víctima de una violación. Hansen pidió ver el dormitorio del niño, en donde este le enseño sus Beanie Babies. Ella compartió con él como su hijo también coleccionaba ese tipo de peluche. Luego se sentaron uno al lado del otro en el piso del corredor para que de esta manera él no tuviera que mirarla mientras él describía el abuso sexual que sufrió en manos de su padre adoptivo.
  • No le hable con aire de superioridad a los niños, no importa cuan jóvenes sean. Respete sus sentimientos y su manera de contar lo que sucedió. Y esté preparado para ser sorprendido: Los niños puede que no muestren su dolor y sufrimiento de la manera que ustedes esperan. La editora de CNN Kathy Slobogin describe en un artículo publicado en Marzo del 2005 en el sitio Web del Casey Journalism Center como un grupo de niños que ella estaba entrevistando hablaban alegremente sobre sus recuerdos de su joven amigo que había muerto en el avión que se estrello contra el Pentágono en 11 de Septiembre (9/11). Cuando el camarógrafo sugirió que el estado de animo de los niños no encajaba con lo lúgubre del tema, Slobogin le dijo que continuara filmando: “Son niños,” dije yo. “Esto es lo que ellos hacen.”
  • Refléjele al niño lo que él está diciéndole y déle la oportunidad de corregir errores.
  • Edúquese. Hable con psicólogos, asista a programas educacionales, investigue el trauma infantil en sitios Web especializados en el tema. Considere qué preguntas son apropiadas para diferentes edades - por ejemplo, un niño pequeño no será capaz de recordar detalles cronológicos pero probablemente puede describir el juguete con él cual jugaba cuando impactó en huracán.
  • No se puede contar con que los niños menores de 13 años puedan brindar un relato detallado de los hechos. Utilice documentos y otras fuentes para corroborar la información cuando sea posible.
  • No haga preguntas que impliquen culpabilidad, tales como “¿No estabas utilizando el cinturón de seguridad?” o “¿Siempre caminas solo de noche?” Eso puede hacer que un niño se sienta culpable o lo puede exponer a la humillación pública.
  • Esté consciente que el volver a relatar un evento traumático puede desencadenar intensas emociones en el sujeto de su entrevista aún años después del evento. Esté preparado para afrontar reacciones intensas, o asegúrese de tener a alguien presente que pueda ofrecer apoyo, tal como un familiar en que la persona confíe o un psicólogo.
  • Mantenga la entrevista de un largo apropiado para la edad del niño: treinta minutos para aquellos menores de 9 años, cuarenta y cinco minutos para los niños entre los 10 y los 14 años, y 1 hora para los adolescentes mayores de 14 años.
  • No utilice información que puede avergonzar o herir al niño - ni siquiera con su permiso. Los niños le contaran casi todo, pero eso no quiere decir que usted tiene que publicarlo - por ejemplo, problemas de enuresis o del consumo de drogas ilegales (excepto que estos detalles sean una parte central de la historia).
  • Pregunte si el niño tiene alguna pregunta antes de que usted se vaya. Agradézcale su ayuda.
  • Contacte de nuevo a los padres y a los niños mayores después de la entrevista y déjeles saber cómo serán utilizadas las citas y cuándo será publicada la historia. Mándeles copias de la historia.

Luego de un incidente violento, todas las personas se tambalean. Recuerden que a veces aún los padres no saben en donde poner los límites.

Una estación de televisión de Seattle transmitió un reportaje en Febrero del 2005 sobre una niña que había sido gravemente herida por un perro pitbull ese mismo día. El reportaje incluía imágenes de la niña herida hecha un ovillo en el sillón de su casa, sollozando y diciendo que pensó que el perro la mataría. Su padre estaba parado cerca y evidentemente había estado de acuerdo con la entrevista.

¿Imágenes poderosas? Ciertamente. Pero la niña estaba tan evidentemente traumatizada que esto llevo a que se pusiera en duda lo acertado de poner a la niña frente a las cámaras. Recuerden: el permiso de los padres no absuelve al periodista de la responsabilidad de utilizar su buen juicio y la más alta ética profesional.


Confidencialidad

El obstáculo más grande cuando se cubren tragedias que involucran niños es el obtener acceso a la información. Leyes de confidencialidad más estrictas rigen todo desde sus registros escolares y hospitalarios a los archivos del juzgado y de las instituciones de protección de menores.

El poder superar este obstáculo es especialmente importante porque algunas de las peores violencias que soportan los niños ocurren en sus hogares o en ámbitos institucionales. Los niños carecen de una voz propia. Los periodistas se enfrentan con el desalentador reto de encontrar maneras de reportar el abuso infantil y descuido sin causarle más daño a las víctimas.

  • Aprenda a utilizar las leyes estatales y federales concernientes a la privacidad. Aunque la policía o las agencias estatales de protección al menor omitan información que revele la identidad [del niño], los documentos tienen una valor inestimable cuando se trata de proporcionar un contexto y establecer patrones en las historias que tratan con temas desde los profesores que abusan de los estudiantes, a las violaciones de adolescentes.
  • Desafíen las reglas de confidencialidad que se centran más en esconder infracciones institucionales que en proteger a los niños. Si es necesario, involucre al abogado de la empresa.
  • Cuando no es posible entrevistar a la víctima, trabaje en localizar y entrevistar a todas las otras personas en la vida del niño. Hable con los padres, los profesores, los vecinos, amigos, policías, defensores del niño.
  • Esté dispuesto a hablar con fuentes de información que serán “solamente antecedentes” como una manera de obtener una comprensión más profunda del problema. A veces es la única manera de descubrir información crucial.
  • Entreviste a otros niños o familias que han sufrido un trauma similar en el pasado pero que ahora pueden hablar de ello más libremente (por ejemplo, adultos que sufrieron abuso sexual infantil, niños que vivieron en hogares temporales y que ahora ya han sido adoptados).
  • Hable con expertos que puedan poner en contexto un incidente violento. Por ejemplo, averigüe si los índices de abuso infantil han subido o han bajado o cuántos tiroteos han ocurrido dentro de las escuelas en los últimos cinco años.
  • Tenga claro cuáles son las políticas de su periódico o estación de televisión/radio referente a la privacidad de la identidad de víctimas infantiles u ofensores juveniles. La mayoría no identifican a las víctimas de abuso infantil excepto en circunstancias especiales. Generalmente los menores involucrados en un crimen tampoco son nombrados, excepto en el caso que el acusado termine siendo procesado en un juzgado de adultos. Explíquele estas reglas a sus fuentes de información.
  • El identificar a un niño no es siempre una decisión “todo o nada.” A veces los niños y sus padres se sentirán cómodos utilizando solamente su primer nombre o su segundo nombre. Considere el tomar fotos “no-identificadoras” que puedan ayudar a contar la historia. Aunque esas fotos son más difíciles de tomar, estas pueden transmitir de una forma poderosa las dificultades que está atravesando la víctima a los lectores/televidentes.
  • Cuando una víctima y sus padres/tutores están de acuerdo en ser identificados, clarifique exactamente lo que esto significa. Explíqueles las posibles ramificaciones de esa decisión.
  • Solo porque una víctima está de acuerdo en ser nombrada no significa que usted deba hacerlo. Pueden haber circunstancias en las cuales el daño potencial es mucho mayor que el beneficio. En el caso del niño de 11 años que había sido violado por su padre adoptivo, Hansen, [periodista] del Atlanta Journal-Constitution, decidió no nombrarlo ni utilizar fotos que lo pudieran identificar, aún cuando el niño y su madre dijeron que estaban de acuerdo. El periódico decidió que no era justo exponer al niño a la publicidad de un abuso tan gráfico - algo que podía [luego] perseguirlo hasta la edad adulta.

La realidad es esta: Trate a los niños como usted quisiera que un periodista tratara a sus propios hijos.


Para Los Editores

La mejor manera para que los editores puedan mejorar la cobertura del trauma infantil es creando espacios o rondas donde los periodistas puedan hacer reportajes sobre los niños con frecuencia. Eso significa ampliarse más allá del tradicional espacio educacional y asignar periodistas a política social, tendencias infantiles o temas familiares. Estos periodistas se volverán expertos en entrevistar niños y en escribir sobre ellos. Ellos sabrán a quién llamar cuando un niño de 13 años sea acusado de matar a sus padres o cuando un bebé es encontrado abandonado en la acera.

  • Asegúrese de que su periódico o estación de radio tenga políticas sensibles y respetuosas, escritas o no, respecto a la privacidad de las víctimas infantiles o a los menores sospechosos de un crimen. Trate de balancear el interés del público en la información con el daño que esta le puede causar a un menor, especialmente dado que el ciber espacio tiene una perdurabilidad muy particular. Las mejores políticas son flexibles y toman en consideración las circunstancias especiales de cada caso.
  • No permita que la jauría periodística dicte sus decisiones sobre nombrar a los menores. Solamente porque su competidor está nombrando a un ofensor sexual de 13 años, siguiendo la estela de histeria en la comunidad, no significa que usted deba hacerlo.
  • A la misma vez, sea flexible cuando una oportunidad realmente ética se presenta. No se rehúse automáticamente a nombrar a una niña de 16 años que vive en un hogar sustituto y quien quiere contar su historia solamente porque es una menor.
  • Trabaje con el editor de fotografía para asegurarse que el fotógrafo asignado a la historia conozca las reglas básicas (por ejemplo, fotos que no identifican al sujeto, temas sensibles).
  • Después de un desastre, asigne historias que eduquen a los padres sobres los efectos de la violencia en los niños y cómo minimizar los efectos del trauma. Animen a los padres a que limiten cuánto exponen a sus hijos a los medios, especialmente los niños pequeños. Provea información sobre dónde buscar ayuda. Dígale a los lectores qué se está haciendo a nivel gubernamental para proteger a la comunidad y cómo desarrollar planes de seguridad. Busque historias llenas de esperanza sobre víctimas que están reconstruyendo sus vidas.
  • No repita las mismas imágenes una y otra vez. Considere el impacto negativo de encabezados/fotos/detalles violentos en los lectores jóvenes que son parte de su público. Ponga advertencias de “contenido explícito”. El estar expuesto a imágenes perturbadoras puede causar o exacerbar el estrés postraumático en los menores.
  • Tenga cuidado con las historias de aniversario. Pregúntese qué quiere lograr con la historia: ¿Hay alguna manera de ir más allá de la simple repetición de los dolorosos detalles una vez más? Esté consciente de que este tipo de historias frecuentemente vuelven a abrir las heridas de las víctimas. No existe tal cosa como un desenlace satisfactorio o cierre para la mayoría de las víctimas. Nunca trivialice su dolor en un esfuerzo de cerrar la historia con nitidez y optimismo exagerado.
  • Evite el convertir una víctima en un emblema del sobreviviente cuando muchos otros han sufrido pérdidas similares. El tornar a las víctimas en héroes puede ser confuso para los niños que simplemente necesitan vivir su duelo después de lo ocurrido.
  • Busque historias que den un seguimiento más allá del evento inmediato y examine temas del sistema - por ejemplo, una serie de ataques de perros contra diversos niños puede llevar a la pregunta “¿Se están haciendo cumplir las leyes que prohíben que los perros anden sin correa?”. O el accidente de un bus escolar en el que falleció un estudiante puede señalar un problema más grande, tal como un descuidado mantenimiento vehicular o una inadecuada evaluación/selección de motoristas.
  • Bríndele a los periodistas el tiempo necesario para encontrar y entrevistar a niños. Reconozca que requerimientos tales como la confidencialidad y el permiso de los padres hacen más lento el proceso periodístico.
  • Rete a las instituciones que se rehúsen a brindar acceso a información importante sobre las vidas de los niños.
  • Sea sensible a las secuelas emocionales que periodistas y fotógrafos experimentan cuando están cubriendo actos de violencia. Llévelos a tomar un café y pregúnteles cómo están. Frecuentemente, los periodistas tienen dificultades admitiendo que están teniendo problemas a nivel emocional. Déles tiempo libre para recomponerse.
  • Establezca programas de asistencia a los empleados que ofrezcan tratamiento confidencial con profesionales de la salud mental y anime a los periodistas a que utilicen este recurso.

Para Los Editores

La mejor manera para que los editores puedan mejorar la cobertura del trauma infantil es creando espacios o rondas donde los periodistas puedan hacer reportajes sobre los niños con frecuencia. Eso significa ampliarse más allá del tradicional espacio educacional y asignar periodistas a política social, tendencias infantiles o temas familiares. Estos periodistas se volverán expertos en entrevistar niños y en escribir sobre ellos. Ellos sabrán a quién llamar cuando un niño de 13 años sea acusado de matar a sus padres o cuando un bebé es encontrado abandonado en la acera.

  • Asegúrese de que su periódico o estación de radio tenga políticas sensibles y respetuosas, escritas o no, respecto a la privacidad de las víctimas infantiles o a los menores sospechosos de un crimen. Trate de balancear el interés del público en la información con el daño que esta le puede causar a un menor, especialmente dado que el ciber espacio tiene una perdurabilidad muy particular. Las mejores políticas son flexibles y toman en consideración las circunstancias especiales de cada caso.
  • No permita que la jauría periodística dicte sus decisiones sobre nombrar a los menores. Solamente porque su competidor está nombrando a un ofensor sexual de 13 años, siguiendo la estela de histeria en la comunidad, no significa que usted deba hacerlo.
  • A la misma vez, sea flexible cuando una oportunidad realmente ética se presenta. No se rehúse automáticamente a nombrar a una niña de 16 años que vive en un hogar sustituto y quien quiere contar su historia solamente porque es una menor.
  • Trabaje con el editor de fotografía para asegurarse que el fotógrafo asignado a la historia conozca las reglas básicas (por ejemplo, fotos que no identifican al sujeto, temas sensibles).
  • Después de un desastre, asigne historias que eduquen a los padres sobres los efectos de la violencia en los niños y cómo minimizar los efectos del trauma. Animen a los padres a que limiten cuánto exponen a sus hijos a los medios, especialmente los niños pequeños. Provea información sobre dónde buscar ayuda. Dígale a los lectores qué se está haciendo a nivel gubernamental para proteger a la comunidad y cómo desarrollar planes de seguridad. Busque historias llenas de esperanza sobre víctimas que están reconstruyendo sus vidas.
  • No repita las mismas imágenes una y otra vez. Considere el impacto negativo de encabezados/fotos/detalles violentos en los lectores jóvenes que son parte de su público. Ponga advertencias de “contenido explícito”. El estar expuesto a imágenes perturbadoras puede causar o exacerbar el estrés postraumático en los menores.
  • Tenga cuidado con las historias de aniversario. Pregúntese qué quiere lograr con la historia: ¿Hay alguna manera de ir más allá de la simple repetición de los dolorosos detalles una vez más? Esté consciente de que este tipo de historias frecuentemente vuelven a abrir las heridas de las víctimas. No existe tal cosa como un desenlace satisfactorio o cierre para la mayoría de las víctimas. Nunca trivialice su dolor en un esfuerzo de cerrar la historia con nitidez y optimismo exagerado.
  • Evite el convertir una víctima en un emblema del sobreviviente cuando muchos otros han sufrido pérdidas similares. El tornar a las víctimas en héroes puede ser confuso para los niños que simplemente necesitan vivir su duelo después de lo ocurrido.
  • Busque historias que den un seguimiento más allá del evento inmediato y examine temas del sistema - por ejemplo, una serie de ataques de perros contra diversos niños puede llevar a la pregunta “¿Se están haciendo cumplir las leyes que prohíben que los perros anden sin correa?”. O el accidente de un bus escolar en el que falleció un estudiante puede señalar un problema más grande, tal como un descuidado mantenimiento vehicular o una inadecuada evaluación/selección de motoristas.
  • Bríndele a los periodistas el tiempo necesario para encontrar y entrevistar a niños. Reconozca que requerimientos tales como la confidencialidad y el permiso de los padres hacen más lento el proceso periodístico.
  • Rete a las instituciones que se rehúsen a brindar acceso a información importante sobre las vidas de los niños.
  • Sea sensible a las secuelas emocionales que periodistas y fotógrafos experimentan cuando están cubriendo actos de violencia. Llévelos a tomar un café y pregúnteles cómo están. Frecuentemente, los periodistas tienen dificultades admitiendo que están teniendo problemas a nivel emocional. Déles tiempo libre para recomponerse.
  • Establezca programas de asistencia a los empleados que ofrezcan tratamiento confidencial con profesionales de la salud mental y anime a los periodistas a que utilicen este recurso.

Los Niños y el Trastorno de Estrés Postraumático

Los niños se enfrentan a muchos tipos de violencia, desde eventos colectivos como guerras y desastres naturales a tragedias individuales tales como disparos accidentales, violencia interpersonal, accidentes automovilísticos y enfermedades. Diversos estudios han encontrado que al igual que los adultos, las reacciones de los niños varían ampliamente. Inicialmente, la mayoría de los niños se asustan y se ponen ansiosos, pero esos sentimientos iniciales se desvanecen con tiempo y apoyo. Otros sufren de problemas a largo plazo, tal como el revivir o re-experimentar el evento [traumático], depresión, introversión o retraimiento y cólera, las cuales son señales de estrés postraumático.

Qué es trauma?     

El trauma emocional es la respuesta a un evento extremo que es doloroso, espeluznante y demoledor. El evento crea recuerdos emocionales que se graban profundamente en la memoria. En general, mientras más directa sea la exposición a la violencia, más alto es el riesgo de daño emocional. Pero aún la exposición pasiva puede desencadenar reacciones traumáticas que pueden no ser obvias por días o aún semanas después del incidente. Los niños que han sufrido abuso previo o que carecen de apoyo familiar tienen mayores probabilidades de tener dificultades recuperándose.

Cómo reaccionan los niños al trauma?

Niños de 5 años y menos: Las reacciones pueden incluir el temor a estar separados de sus padres, llorar, estar inmovilizados, temblar, aferrarse constantemente y gritar. Pueden hacer una regresión a conductas previas en su desarrollo, tales como chuparse el dedo, mojar la cama [enuresis], y temerle a la oscuridad. Los niños pequeños son enormemente afectados por cómo sus padres responden al evento.

Niños de edad escolar: Los niños pueden retraerse, tener dificultades concentrandose o actuar [acting out] sus sentimientos por medio de conductas inapropiadas. Pueden tener pesadillas o temores irracionales, rehusar ir al colegio, meterse en peleas o quejarse de dolores de estomago y otros malestares físicos. Puede que eviten los lugares que les recuerdan de lo que pasó.

Adolescentes: Los adolescentes pueden experimentar flashbacks [el revivir fragmentos del evento a nivel emocional - los sentimientos que tuvieron durante el evento - y/o a nivel sensorial - visual, olfativo, sensaciones físicas, etc.], pesadillas, entumecimiento emocional y depresión. Pueden comenzar a utilizar drogas o alcohol, tener problemas académicos o perder la esperanza en el futuro y tener pensamientos, sentimientos, o impulsos suicidas. Los adolescentes pueden sentirse culpables de no haber podido impedir la violencia o pueden fantasear sobre tomar venganza. Pueden sentirse obligados a rebelarse contra un mundo que ya no parece hacer sentido.

A los niños les va mejor cuando se les permite expresar sus sentimientos, cuando reciben un abundante consuelo de los adultos y cuando vuelven a sus rutinas normales lo antes posible.

Sin embargo, algunos necesitarán ayuda profesional.

Las señales de peligro incluyen aquellos niños que continúan evitando los lugares/situaciones que les recuerdan el evento traumático, que parecen estar “emocionalmente entumecidos” o que sufren de disturbios del sueño y otros problemas físicos por más de un mes después del evento.

El estrés postraumático afecta aproximadamente 2% de los adultos y niños luego de un desastre natural y casi a un 30% después de un ataque terrorista o un accidente aéreo.

La violencia quebranta la visión que tienen los niños de que el mundo es un lugar seguro y su seguridad de que los adultos los protegerán. Los periodistas pueden ayudar a los adultos a reconocer y responder al dolor emocional de los niños proveyéndoles información sobre el estrés postraumático, compartiendo sus historias y brindándole una voz a nuestros ciudadanos más pequeños.


Los Periodistas Son Humanos También

Las pesadillas comenzaron para un periodista luego de leer docenas de espantosos reportes de fatalidad de bebés que habían sido asfixiados, matados de hambre o a golpes.

El ver un zapato de niño tirado en los escombros de un accidente aéreo fue una imagen que persiguió a un fotógrafo por años.

La inocencia de los niños hace que su sufrimiento sea aún más perturbador. Los periodistas que escriben sobre la violencia infantil no se escapan incólumes. Muy por el contrario se arriesgan al estrés postraumático. Esto puede aparecer después de un par de años de cubrir el tema de protección al menor y escribir innumerables historias sobre abuso infantil o maltratos. O puede ser desencadenado por un evento particularmente espantoso.

Allison Ash, otrora locutora de noticias para Fresno TV, cubrió la matanza de nueve personas en un hogar de la zona en Marzo del 2004. La mayoría de las víctimas eran niños. Después, ella fue entrevistada para un reportaje en el Fresno Bee. Ella le dijo al periodista que tenía dificultades durmiendo. También le dijo que estaba teniendo dificultades alejándose de la historia porque los extraños la reconocían y la acorralaban en el supermercado para hablar de los asesinatos. Una cosa que le ayudó a Ash a hacerle frente a la situación fue buscar apoyo en otros periodistas y fotógrafos - y aún un oficial de la policía - que estaba en la escena del crimen y reconocían el horror del evento. Se ofrecieron abrazos y se derramaron lágrimas. “Los periodistas que tenemos hijos, hicimos lo que siempre hacemos - nos fuimos a casa y abrazamos a nuestros hijos,” dijo Ash.

Otras estrategias de manejo incluyen:

  • Habla de sus sentimientos con otros periodistas o con su editor. Invite a un colega a tomar un café con usted y desahóguese. Permítase llorar sin reparos. Deshágase del mito que la dureza emocional es equivalente con el buen periodismo.
  • Tómese tiempo libre para recobrar el ánimo después de una historia que lo drene emocionalmente. Trata de alejarse del trabajo. No verifique su correo electrónico, mensajes telefónicos ni llame para ponerse al día.
  • Trate de balancear su vida fuera del trabajo: Juegue con su perro, lea novelas, trabaje en el jardín, únase a un equipo de deportes, cocine una cena para sus amigos, vaya a acampar con sus hijos.
  • Edúquese sobre los síntomas del estrés postraumático. Si tiene dificultad durmiendo o comiendo, no puede concentrarte y se encuentra fuera de balance después de una semana más o menos, hable con un profesional de salud mental.
  • Pida cubrir un tipo de historia diferente de vez en cuando. Si no, pida que se le asigne a un área temática diferente si necesita un reposo de temas emocionalmente (por ejemplo, el sistema de protección al menor infantil o un asesinato relacionado con la violencia domestica.)